Especial para Claridad

Me parece acertada la consigna que levanta el movimiento pro unicameralidad para protestar la negativa de la Asamblea Legislativa a aprobar legislación conducente a poner en vigor el mandato del electorado de que se inician los procedimientos para reducir la rama legislativa del ELA a una sola cámara.

Considero, sin embargo, que por lo menos diez asuntos —algunos de ellos de mucha mayor importancia que el de la unicámara— en los que gobiernos, instituciones, partidos y funcionarios están o han estado faltándole el respeto al voto de sus constituyentes, ameritan que les reclamemos vigorosamente que respeten el voto. Voy a asumir esos diez casos, advirtiendo que no son los únicos.

1. La continuación del tribunal extra-territorial de Estados  Unidos en Puerto Rico, que ha sido centro de la mayor persecución de puertorriqueños por una corte en cuya designación y las leyes que aplica no participamos los boricuas ni directa ni indirectamente, es una enorme falta de respeto al voto de todos nosotros.

2. El Congreso de Estados Unidos ha desatendido, durante más de medio siglo, los reclamos de mayor poder autonómico requerido por el electorado aquí en múltiples elecciones, referenda y plebiscitos, sin respetar no solo dichos votos, sino violando flagrantemente las promesas que se hicieron formalmente ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en nombre del entonces presidente Eisenhower, en el año 1953.

3. El Tribunal Supremo de Estados Unidos, ha faltado el respeto al voto de los puertorriqueños al decidir que se puede condenar a cualquier boricua a la pena muerte por la Corte de Estados Unidos aquí, a pesar de que la constitución de Puerto Rico la prohíbe absolutamente en la Sección 7 del Artículo II, que dispone “No existirá la pena de muerte.” Y ese artículo fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos, al revisar el documento constitucional, aún cuando rechazaron otras disposiciones del proyecto de constitución sometido a dicho Congreso.

4. El gobierno de Bush le ha faltado el respeto al voto de los puertorriqueños al negarse a suministrar informes internos en su poder sobre el asesinato de Filiberto Ojeda Ríos, reclamados por el Secretario de Justicia de Puerto Rico como  parte de la investigación de un asesinato que ocurrió dentro de la jurisdicción del ELA, que tiene entre sus poderes semi-autonómicos, el de investigar, enjuiciar y penalizar cualquier homicidio que ocurra en el país.

5. El Partido Popular Democrático violó la promesa electoral de no aprobar un impuesto sobre las ventas (IVU), lo cuál constituye una falta de respeto al electorado que le dio su voto al gobernador.

6. El Partido Nuevo Progresista se ha negado sistemáticamente a respetar el voto mayoritario del país que eligió a Aníbal Acevedo Vilá como gobernador de Puerto Rico en 2004, dificultándole continuamente realizar sus funciones como ejecutivo del ELA. Sin lugar a dudas, eso ha sido una falta de respeto al voto del pueblo.

7. El Partido Independentista Puertorriqueño al pasar por encima de su promesa electoral de favorecer que el proceso para la descolonización de Puerto Rico comience en Puerto Rico mediante el mecanismo de una Asamblea Constitucional de Status, se ha unido a la facción más retrógrada del anexionismo y al sector imperialista más nefasto, favoreciendo la pieza legislativa que propone al Congreso de Estados Unidos que “disponga del territorio” y lleve a cabo un referendo en Puerto Rico que le brinde al electorado la opción de mantener el régimen colonial o aspirar a integrarse como provincia de Estados Unidos cuando dicho país decida aceptar tal opción. Eso es una falta de respeto mayúscula al electorado independentista que le dimos el voto a es partido en 2004 para adelantar la causa de la independencia, y no para entregarla dócilmente a unos congresistas extraños a todos nosotros que puedan decidir lo que les parezca sobre este pueblo nuestro.

8. El Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) —del que yo formo parte— está en vías de colocarse en violación a la resolución aprobada por abrumadora mayoría en su asamblea fundacional al efecto de que dicha entidad no se convertirá en partido político, ni participará como tal institución en ningún evento electoral ordinario dentro del presente régimen colonial. Lo señalo aquí para que su amplia base, que me consta es contraria a cualquier coqueteo de la entidad con la mini-política electoral del régimen, y considera que la función de nuestro movimiento es der instrumento de lucha activa por la independencia y la liberación nacional de nuestra patria, evite que una vez más en nuestra historia, cometamos el error de reducir una organización de lucha patriótica en instrumento de la pequeña política de los que se disputan “las sombras de poder” dentro del régimen vigente.

9. El ejecutivo de Estados Unidos, al respaldar el memo del llamado “task forcé” de Casablanca sobre Puerto Rico, pretende validar el trato a nuestra patria como si fura una finca del gobierno de Bush y nuestro pueblo una manada de esclavos; al proponer que el Congreso “disponga del territorio” y someta a referéndum la indignidad de si queremos seguir siendo propiedad de Estados Unidos o aspirar a integrarnos como provincia de ese país cuando le venga en ganas a sus  gobernantes de turno, comete una gran falta de respeto al voto de los puertorriqueños que es, a su vez, una violación escandalosa de la legislación  internacional que define el colonialismo como un crimen contra la humanidad.

10. El Superintendente de la Policía de Puerto Rico, quien ante el asesinato de un miembro de la fuerza bajo su dirección —lo cual merece la condena de todo el país— ha ido más allá de su función ministerial al sugerir que el sospechoso del asesinato sea juzgado en la corte de Estados Unidos, de modo que pueda ser condenado a muerte, sin respetar el voto de los puertorriqueños que dispuso en la constitución que “no existirá la pena de muerte” en nuestro país. En ese pedido, el jefe policiaco le ha faltado el respeto al voto de todos los puertorriqueños.

Sí, “el voto se respeta”, pero vamos a darlo a respetar en todos los ámbitos, y no únicamente  en el asunto de la unicameralidad.

 

Mayagüez, Puerto Rico, 27 de mayo de 2007.