Especial para Claridad
A veces, un cambio de época empieza con un periodo de turbulencia. El diccionario define el adjetivo turbio como “mezclado o alterado por algo que oscurece o quita la claridad natural o transparencia”. y a renglón seguido añade lo siguiente: “Dicho de tiempo o circunstancias: revueltos, dudosos, azarosos.” Precisamente esa es la característica de los tiempos y circunstancias actuales en la política puertorriqueña. Por eso se hace tan difícil alcanzar un rumbo certero para ubicarnos en la nueva época.
La tendencia a seguir la línea de menor resistencia, tan presente en el comportamiento normal de la condición humana, nos induce a quedarnos estancados en las discusiones y debates variados de la cotidianidad. No es negativo que nos ocupemos constantemente del acontecer cotidiano y que actuemos dentro del mismo. Es la única manera en que podemos traducir a la práctica el accionar político. Es importante, por tanto, que cada uno de nosotros respalde las luchas de las comunidades, los sindicatos, los estudiantes, los grupos profesionales y sobre todo, sus programas educativos. En la medida en que cada cual puede hacerlo, dentro de sus circunstancias particulares, deberá insertarse en una o varias de esas luchas cotidianas. De lo contrario nos convertiríamos en teoricistas, que es una deformación de la sabiduría, bastante común en los círculos de la academia. El rigor teórico en los análisis es de vital importancia, siempre que no se quede en pura teoría. De lo que se trata, en afán creativo, no es meramente de describir o descifrar la realidad, sino de transformarla. Esa es la sustancia revolucionaria del pensamiento marxista.
De ahí que en cada momento busquemos encontrar el camino táctico que nos acerque mas a la ruta estratégica. A eso vamos, con humildad y firme determinación. Podemos equivocarnos pero es mejor equivocase luchando que estancarse esperando la perfección que no llega por puro voluntarismo.
El gran objetivo del forcejeo actual de nuestro pueblo es el de levantar un movimiento solidario con las personas victimas de los despidos y otros atropellos cometidos por la administración de Fortuño-Rivera Schatz, cuyas víctimas directas ya ascienden a centenares de miles de paisanos nuestros. No es cuestión de atacar a Fortuño y aliarse con Rivera Schatz, que aspira sustituir al gobernador cuando este se desgaste tanto que opte por renunciar a salir que aspira sustituir al gobernador cuando este se desgaste tanto que opte por renunciar o salir de la pugna electoral, como han hecho otros gobernadores en condiciones parecidas a las del presente ejecutivo del ela. Debemos tener presente en todo momento que el presidente del Senado podría convertirse; dentro del clima de turbulencia prevaleciente en Puerto Rico en un émulo de Benito Mussolino o de Adolfo Hitler, discípulo alemán del italiano, quien inició en Europa el camino hacia el fascismo con su triunfo electoral en 1923.
Aprovechando la desesperación que manifestaba el pueblo italiano con toda la corrupción institucionalizada prevaleciente en partidos y otras organizaciones sociales, el candidato a dirigir un supuesto cambio triunfó en las elecciones de 1923 con su propuesta de cambios estructurales que permitieran salir de la pesadilla que dejaban como estela tenebrosa los protagonistas del deterioro institucional de Italia. Así surgió el movimiento del falso nacional socialismo italiano, que inventó la sustitución del Parlamento por la Cámara de Fascios, que le imprimió su identidad, de invariable totalitarismo. Ese miso esquema, con mayor dimensión e impacto, lo copió Hitler en Alemania como ruta hacia la creación del Nazismo. La ofensiva de esa combinación de fuerzas, aumentada por la exacerbación del militarismo, tan arraigado en la historia de ambos pueblos, llevó a Euroopa, primero, y al mundo entero, unos años después, a la Segunda Guerra Mundial, y cuanto ella significó en sufrimientos, muertes y devastación para toda la humanidad.
Esos ejemplos que nos ofrece la historia no son solamente para los que iniciaron aquellos procesos nefastos a nivel mundial. Los puertorriqueños, un pueblo con una historia muy particular, y al mismo tiempo muy definida por las tendencias universales impuestas por dos imperios que nos han condenado a la dominación colonial durante más de quinientos años consecutivos, debemos cuidarnos, en este periodo de turbulencia histórica en que hemos entrado, de no repetir errores, a nuestra pequeña escala, que podrían tener consecuencias peores para el país y para todo el pueblo.
Es muy importante, a los fines de no desviarnos de la ruta estratégica, encontrar en cada campaña de la jornada la solución inmediata a que se debe aspirar para esa campaña. En la lucha actual contra los despidos de miles de trabajadores del gobierno y corporaciones públicas —que es la causa que mayor número de personas ha logrado que se manifiesten en apoyo a las víctimas, y sobre la cual girará fundamentalmente la marcha y concentración convocada para el 15 de octubre— me parece que la mejor solución inmediata la han planteado públicamente Rubén Berríos, Francisco Catalá, Edwin Irizarry Mora y Carlos Romero Barceló. Nunca pensé, en los largos años que van desde el asesinato y encubrimiento del Cerro maravilla, en el que Romero fue elemento protagónico del encubrimiento de ese vil asesinato, que habría de coincidir con él en algún planteamiento sobre asuntos que afecten tan directamente al pueblo puertorriqueño. Pero la defensa del país, mas crucial siempre que sentimientos y resentimientos que se tengan, por justos que sean, me obligan hoy a respaldar sus pronunciamientos sobre el asunto. Los hizo al periodista Robert Friedman, del buró de Wáshington, D.C. del diario Puerto Rico Daily Sun y que fueron publicados por dicho diario en la página 3 de la edición del 5 de octubre pasado. Conozco al periodista Friedman y me consta la seriedad y alto profesionalismo en el ejercicio que lleva muchos años haciendo del oficio, primero en San Juan y ahora en la capital de Estados Unidos.
La nota de Friedman informa que se está proponiendo en algunos sectores que se incrementen las contribuciones exigidas a las “Corporaciones Extranjeras Controladas.”
Dice a continuación el periodista: “El argumento por una mayor contribución de las Corporaciones Extranjeras Controladas se basa en lo siguiente: el gobierno de Puerto Rico está en un hoyo de 3.2 mil millones. Se informó que las CEC en la Isla tuvieron una ganancia de 34 mil millones de dólares el año pasado. Si la Legislatura de Puerto Rico pasara una ley que requiera que las CEC pagaran el 10% en contribuciones, en vez del 2 o 3% que se le imponen ahora, la crisis presupuestaria actual se resolvería…”
“Esa es una solución que se ha ofrecido, entre otros, por influencias tan aparentemente disímiles como el exgobernador y el PIP. No hay manera de quitarle al gobierno ese poder, que va por encima de cualquier acuerdo previo y la compañía que lleve el asunto a tribunales, perdería el tiempo y el dinero.” (la traducción del inglés es nuestra). Luego Romero entra, en su estilo de siempre, en una polémica con el PIP sobre quién se ha copiado de quién esta propuesta, asegurando que fue él quien la planteó desde hace muchos años. Pero eso no tiene importancia en este momento.
Lo importante es comprender que unas compañías que están recibiendo tantas ganancias no van a irse de Puerto Rico porque le aumenten el tributo de 2 o 35 que pagan ahora, a cinco, como proponen los economistas del PIP o a diez por ciento, como propone Romero. En Irlanda y en Singapur ya están pagando más del 10%.
Es claro por lo señalado arriba que ésta es la solución más rápida y viable al alegado déficit presupuestario en el que se ha basado todo este oleaje de despidos gubernamentales. Es hora de que sindicatos, organizaciones profesionales, comunidades y grupos políticos juntes todos sus fuerzas para plantear esta solución. Echemos a un lado la ilusión que tienen algunos de que la culminación de esta jornada pueda ser la caída del gobierno en turno. Porque aun si así fuera, que no va a ser, el usufructuario sería cualquiera de los políticos de oficio que están esperanzados en sustituir a Fortuño, y no resolvería el problema real de los despidos que es lo que debe preocuparnos ahora. Ya es tiempo de buscar soluciones realistas para atravesar los tiempos turbios como éste y disponernos, por fin a entrar al Siglo XXI, con todas sus complejidades y sus grandes posibilidades de echar a caminar un mundo nuevo, de verdad, y no meramente en la imaginación.
Mayagüez, Puerto Rico, 9 de octubre de 2009