“Me complace mucho haber participado de este acto y recomendar con gran entusiasmo, no sólo la lectura, sino el estudio profundo del libro “Soberanías Exitosas” , que considero una de las publicaciones imprescindibles en la actualidad para poder razonar bien sobre el futuro de nuestra patria”
Ponencia de Juan Mari Brás en Presentación del libro “Soberanías Exitosas”
Librería Borders, Mayagüez
27 de febrero de 2009
Intentaremos hoy presentar el libro “Soberanías Exitosas”. Fue compuesto por Ángel Collado Schwarz, con la colaboración de Francisco Catalá Oliveras y Juan Lara. A los tres los considero mis aliados estratégicos, en lo que respecta a un propósito común: la descolonización de Puerto Rico.
A Ángel se le conoce como comunicador e historiador y afirma reiteradamente que no es ni quiere ser político. Los dos colaboradores que completan el libro mediante entrevistas que les hizo el autor son muy reconocidos economistas. Ninguno funge de político. Pienso que el libro y el contenido de todas las intervenciones en el mismo, son profundamente políticos. Y como yo nunca he negado el carácter esencialmente político de mis ideas e ideales, no vacilo en considerarlos a ellos, de entrada, mis aliados estratégicos. Reconozco que el término “político” se ha devaluado bastante en nuestro país. Tanto así, que un yerno mío, caricaturista de CLARIDAD, dibujó hace poco una caricatura en que dos señoras conversan y una le dice a la otra “estoy preocupada porque su hijo anda en malos pasos”; “¿está en drogas?”, le pregunta su amiga, y ella le aclara, “No, está hablando de meterse a político”.
Sin embargo, prefiero adherirme al verdadero significado del vocablo, y empiezo por afirmar que no encontré una sola página de este libro en que no se esta hablando de política, en su más nítida y esencial definición. Aunque entiendo porqué el amigo Collado Schwarz no quiere que se le considere político.
Vamos al libro, que es a lo que vinimos aquí.
Se trata de un volumen de ciento noventa y nueve páginas con gran densidad de contenido combinada con lenguaje sencillo que lo hace de fácil comprensión. El subtítulo es “Seis modelos para el desarrollo económico de Puerto Rico”. Está basado, principalmente en entrevistas radiales realizadas por el autor con los doctores Catalá y Lara para su reconocido programa radial “La Voz del Centro”. Son seis entrevistas relacionadas, cada una, con uno de los siguientes países: Singapur, Eslovenia, Irlanda, Israel, Nueva Zelanda y Estonia. Luego hay unas tablas comparativas, muy valiosas, seguidas de unos apéndices en que se incluyen varios artículos publicados en la prensa del país por el autor del libro. Antes de la primera entrevista, encontraremos una Introducción, en la que Ángel nos explica cómo surgió la inspiración que le llevó a realizar el tema constante que le da razón de ser al libro. Es interesante que esa inspiración viene del caso de Singapur, una nación soberana, cuya historia la relata el fundador de su independencia Lee Kuan Yew, en un libro que tituló “From Third World to First: The Singapur Story 1965-2000”.
En la introducción se adelantan algunas de las premisas fundamentales del libro. Pasando por alto, el esbozo de su teoría jurídica sobre la realidad constitucional de Puerto Rico—que yo no comparto pero que no es tema de esta ocasión—se enumeran a continuación afirmaciones en que sí estamos contestes con el autor.
La primera es que “el modelo económico de Puerto Rico se debilita y subsiste principalmente mediante el mantengo federal”. Menos de una tercera parte de los puertorriqueños tienen empleo y asumen la carga de sostener económicamente, con su trabajo y contribuciones, al resto de la población. Es decir, un 32% de la población mantiene el resto. La dependencia ataca la dignidad del pueblo y es la fuente de muchos de los males sociales que afectan la Isla”.
La segunda es: “Puerto Rico es una nación diferente de Estados Unidos con una cultura, idioma e idiosincrasia distinta”. Por mas de cien años Estados Unidos ha sido consistente en hacer patente que la anexión de Puerto Rico no es deseable por la metrópolis”.
La tercera es que “en el Siglo XXI ya no son los recursos naturales o la expansión territorial los elementos principales para el desarrollo. El elemento más importante para un país es el recurso humano. Puerto Rico no tiene paralelos en cuanto a la calidad, diversidad y profundidad de este recurso. Los puertorriqueños han alcanzado consistentemente la cúspide internacional en casi todas las disciplinas durante los últimos siglos”. A continuación abunda en ejemplos claros de la anterior afirmación.
Y la cuarta premisa: “para que Puerto Rico pueda maximizar ese extraordinario recurso humano, debe resolver el problema del status político. Un país que está basado en la dependencia no puede encarar el Siglo XXI”.
Termina su introducción señalando que “en este libro analizaremos y reflexionaremos sobre cómo estos seis países lograron su éxito económico y social una vez alcanzaron su soberanía. He visitado esos países y he podido observar cómo representan escenarios posibles para Puerto Rico en el Siglo XXI”. Cada una de las seis entrevistas que siguen están ilustradas con magníficas fotografías de las naciones a que se refieren las mismas.
La primera es la entrevista que podríamos calificar como emblemática. Es la que se refiere a Singapur, y es con Francisco Catalá Oliveras. Este aclara que Singapur “es formalmente democrático, pero no hay duda de que tiene una cultura política un tanto autoritaria”. Y más adelante especifica el concepto así: “En Singapur, los sindicatos y las cooperativas, en buena medida, las ha auspiciado el estado. Por lo tanto, existe un gran vínculo entre el sistema cooperativo—compuesto por muchas cooperativas, sobre todo de consumo, manejadas por los sindicatos—y la oficialidad del aparato gubernamental. Sin embargo, reducir la explicación del dinamismo económico de Singapur en función de una cultura autoritaria, me parece simplista”.
Independientemente del carácter autoritario que tenga el régimen gubernamental interno, el hecho de que se haya desarrollado en Singapur el cooperativismo como factor importante de la economía le acerca mucho más a la democracia que lo que es el caso de aquellos regímenes que se fundan en la hegemonía que ejerce el sector del capital privado en las determinaciones económicas.
Es impresionante la comparación que se hace tanto por Collado Schwarz como por Catalá Oliveras entre Singapur y Puerto Rico. Singapur tiene una población similar a la de Puerto Rico, de cuatro millones de habitantes. Su territorio apenas alcanza a 642 kilómetros cuadrados, que es una mínima parte de la dimensión territorial de Puerto Rico que es de alrededor de 9,104 kilómetros cuadrados. Con tal diferencia en la extensión territorial, Singapur tiene un producto interno bruto de más de ciento dieciséis mil millones de dólares al año, que es más del doble del que tiene Puerto Rico. Allí se fomenta y se ha logrado desarrollar el ahorro, contrario a Puerto Rico.
Ángel le pregunta finalmente a Catalá “¿Si fueras un consultor de Singapur, utilizando a Singapur como modelo, cuáles serían las tres recomendaciones más importantes que le darías a Puerto Rico?” Catalá las resume así: “En primer lugar, convertirse en un gobierno emprendedor y eficiente; en segundo lugar, le recomendaría que se diversifique comercialmente…”el tercero, plantearse seriamente la alteración de la cultura de dependencia. Este es un tumor que hay que extirpar de manera radical”.
Así, Collado Schwarz concluye su entrevista a Catalá sobre Singapur con la siguiente reflexión: “Singapur es una pequeña isla, catorce veces más pequeña que Puerto Rico, con la misma población que Puerto Rico, y con distintas culturas en ese territorio limitado. Sin embargo, ha logrado un crecimiento extraordinario desde la posición de un ingreso per cápita inferior al de Puerto Rico a la posición de un ingreso muy superior al de nuestra isla. Singapur tiene un gobierno parlamentario, al igual que casi todas las democracias del mundo, y es, desde la plataforma soberana, un formidable modelo para Puerto Rico en el Siglo XXI”.
La segunda entrevista de este libro es sobre Eslovenia, que fue parte de la Federación Yugoslava y se proclamó soberana en 1991. Su población es la mitad de la de Puerto Rico, unos dos millones de habitantes. Catalá define así la situación actual de Eslovenia, que hoy es parte de la Unión Europea como estado soberano: “Establecen una democracia parlamentaria de corte liberal, con las clásicas separaciones de Iglesia y Estado, y protección de los derechos humanos, aunque del socialismo conservan una gama extraordinaria de prestaciones sociales. Además, esto es lo más interesante, tenían una orientación autogestionaria”.
Sigue diciendo Catalá “Autogestión significa que los trabajadores participan en la gestión de la empresa, por lo cual no perdieron todo. Cuando se dan los procesos de privatización en Eslovenia, no se dan como en otras instancias, sino mediante los propios trabajadores haciéndose cargo de la empresa, algo en lo que ya tenían experiencia. Por eso la inversión extranjera en Eslovenia es más baja que en otros países de Europa Oriental; no es que sea inexistente, pero más baja. Esto sucede porque la gestión empresarial eslovena ha sido la protagonista de ese proceso. Me parece interesante porque no descartaron el viejo orden totalmente. Incorporaron la democracia liberal, pero mantuvieron el socialismo autogestionario”.
En el caso de Irlanda, que es el país que se enfoca en la tercera entrevista incluida en este libro, el país tiene una población similar a la de Puerto Rico, cuatro millones de habitantes, por lo cual, siendo su territorio mucho más abundante que el nuestro, la relación población-extensión territorial es abismalmente diferente. Las comparaciones entre Irlanda y Puerto Rico, que ameritan su inclusión en este volumen, surgen de nuestras respectivas historias coloniales, del tránsito que Irlanda ha tenido desde ser colonia británica hasta el presente, en que es muy superior a su antigua metrópolis en nivel de ingresos y distribución de su riqueza colectiva.
Es importante el señalamiento que se hace en esta entrevista de cómo los irlandeses enfrentaron, radicalmente, la necesidad de cambiar el enfoque de la dependencia que como un rezago del colonialismo, les hundía en el subdesarrollo y la pobreza, aún después de haber logrado la independencia formal. Fue mediante un diagnóstico adecuado de sus realidades y la toma de decisiones audaces para cambiar la situación, según lo señalan tanto Collado como Catalá en su conversatorio sobre el caso. El cambio de política se basó en un Informe Telesis, elaborado en la década de los años ochenta del Siglo XX. Dice Catalá: “Encontraron que había mucha fuga de empresas. Con fuga querían decir muchas empresas que cierran cuando vencen sus decretos de exención contributiva análogos a los nuestros; y a veces aún sin vencer esos decretos, por alguna razón se iban. ¿Por qué? Encontraron que había una falta de eslabonamiento…Hay que establecer ese eslabonamiento.
Irlanda se propuso, de manera explícita, estimular los eslabonamientos entre el capital nacional y el capital extranjero”. Catalá señala, además, que el Informe Telesis le dio gran prioridad a la investigación y el desarrollo en la tecnología de la información. “Darle prioridad a este renglón viabiliza que Irlanda se convierta en una potencia exportadora de tecnología de la información”. Collado concluye la entrevista sobre Irlanda con la siguiente afirmación: “Hemos discutido el caso de Irlanda, un país con la misma población de Puerto Rico, de cuatro millones de habitantes, y que apenas hace veinticinco años era uno de los países más pobres de Europa. Desde una plataforma soberana ellos han podido integrarse a la Unión Europea y convertirse en la estrella de los países desarrollados en Europa”.
No voy a intentar reseñar la entrevista sobre Israel, porque mi particular posición sobre ese caso es tan distinta a la de los autores del libro, que no aportaría nada constructivo si entrara a establecer de alguna manera nuestros criterios encontrados sobre el caso.
En el caso de Nueva Zelanda, tanto el interrogador como los dos entrevistados, doctores Catalá y Lara, coinciden en observar que hay bastantes diferencias entre su situación como país con extensísima dimensión territorial y escasa población: cuatro millones de habitantes para 271,000 millas cuadradas de territorio. No obstante, todos coinciden también en que se pueden ganar buenos ejemplos para Puerto Rico en la observación de algunas políticas seguidas por Nueva Zelanda para alcanzar la posición privilegiada que tiene entre los países del extremo oriental del planeta.
Catalá señala, por ejemplo, que “el procesamiento de alimentos (que es uno de los principales renglones de la economía en ese país) tiene mucho potencial en nuestro país: un potencial que podría servir tanto para desarrollar la agricultura de Puerto Rico como para importar, porque sería una industria que podría beneficiarse de la importación de materia prima y procesarla aquí para consumo interno y exportarla”.
Juan Lara, por su parte, advierte “la importancia del hecho de que Nueva Zelanda era básicamente una gran finca de producción agrícola para Inglaterra… y la viabilidad de su economía dependía de ese mercado inglés…Pero lo que quiero resaltar es que ellos no se dejaron atrapar en forma permanente ni hacerse dependientes de ese modelo”. Lara llama la atención, más adelante, de que “no es casualidad que el ingreso per cápita de Nueva Zelanda sea aproximadamente el doble del nuestro. Pues si la fuerza trabajadora es el doble de la nuestra con la misma población, no es casualidad que también nos superen por el doble en ingreso por habitante”.
Collado Schwarz concluye que “la tasa tributaria de Nueva Zelanda es alta, pero el pueblo está recibiendo los servicios por los cuales está pagando. La calidad de vida en Nueva Zelanda tiene el nivel de la de la Unión Europea, superior al resto de los países del Pacífico”.
Se incluye en el libro el caso de Estonia, una de las repúblicas bálticas que estuvo incorporada a la Unión Soviética, y que—tras una difícil historia de sucesivas invasiones y dominios por casi todos sus vecinos—es de las primeras repúblicas soviéticas en declarar su independencia. “En los últimos años de la década de los ochenta”, informa Catalá, “se fundó un partido conocido como el partido de la independencia, y también se instituyó un frente popular compuesto—y esto es interesante—por nacionalistas y comunistas. Ambos grupos promovían la separación de la Unión Soviética”.
Collado Schwarz concluye el programa con lo siguiente: “Hemos presentado a Estonia como un modelo económico para Puerto Rico. Vimos como un país con apenas 1.3 millones de habitantes, con un historial de haber sido colonia de distintos países prácticamente toda su vida, en apenas quince años—durante los cuales se hizo soberano, se ha convertido en un país miembro de la Unión Europea, ha alcanzado una tasa de crecimiento del nivel de China, ha conseguido una tasa de desempleo bien baja, y su participación laboral es de casi cincuenta porciento”.
No podemos reseñar los artículos del autor que completan el libro, porque el tiempo que se me asignó no me alcanza para analizar, siquiera someramente, tantos enjundiosos trabajos, cuya lectura recomiendo a todos los que obtengan el libro. Me complace mucho haber participado de este acto y recomendar con gran entusiasmo, no sólo la lectura, sino el estudio profundo del libro “Soberanías Exitosas” , que considero una de las publicaciones imprescindibles en la actualidad para poder razonar bien sobre el futuro de nuestra patria.
Termino mis palabras dándole la bienvenida a mi buen amigo Ángel Collado Schwarz al grupo, no muy cuantioso, de los políticos verdaderos del país, en la esperanza de que podamos coincidir crecientemente como aliados estratégicos en el duro forcejeo por la descolonización de Puerto Rico, en la tradición americana que forjaron, en el Norte, personajes como Jorge Washington y Abraham Lincoln; en la América Nuestra, Bolívar y Martí; y en nuestra patria borincana Betances y Hostos, de todos los cuales aspiramos a ser, todos nosotros, alumnos consecuentes.
Buenas noches
Juan Mari Bras
Mayagüez, Puerto Rico, a 27 de febrero de 2009.